Al hombre se le puede arrebatar todo, salvo una cosa: la última de las libertades humanas, la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias para decidir su propio camino (…) La Libertad íntima nunca se pierde. Es esta libertad espiritual que no se nos puede arrebatar, lo que hace que la vida tenga sentido y propósito (Viktor Frankl)